“Mi ideal político es el democrático, cada uno debe ser respetado como persona y nadie debe ser divinizado” Albert Einstein.
La democracia busca igualdad de oportunidades para el liderazgo, por lo que no es un término meramente gubernamental, de hecho nosotros, cuando en algún momento fuimos estudiantes, tuvimos la oportunidad de vivirla cuando ejercemos el voto para elegir el mandato de un representante de grupo o personero.
Personalmente considero estas actividades sumamente importantes, porque nos preparan como seres humanos para tener un criterio en el que podemos analizar lo bueno, malo o verdadero, una visión con la que podemos identificar nuestros líderes y resaltar tanto virtudes como errores. Donde así con el transcurso del tiempo, vamos adquiriendo bases para enfrentarnos a la realidad de la república democrática a la que pertenecemos y por lo cual el término no debe ser nunca ajeno a nuestras vidas.
Como jóvenes en formación en muchos casos la democracia no es algo fácil de asimilar, pero he notado que año tras año mejoramos en este ítem. Al menos ya entendemos que para participar correctamente de las elecciones, debemos ser conscientes de las propuestas que se plantean y de las verdaderas funciones del alcalde, gobernador, congresista o presidente a escoger y que a la hora de votar prime el bien común ante las amistades o las asperezas; también hemos mejorado con el significado que le damos al voto en blanco, para algunos es la opción que queda o la definitiva cuando nuestra opinión es más una imposición que un derecho, pero más allá de eso, el voto en blanco es una forma adicional de expresar inconformidad.
Prueba de esto son las próximas elecciones que viviremos el domingo 13 de marzo, que en los últimos años han sido muy reñidas de acuerdo a los resultados finales. Por esta razón debemos aceptar el voto y la democracia como una oportunidad de defender lo que somos, lo que los otros son y lo que todos juntos podemos llegar a ser y a hacer.
Columnista: Sebastián López Alzate
