loading

Urbanidad y cívica


Teniendo en cuenta estas palabras, considero que el civismo y la urbanidad se construyen entre todos, debemos empezar por adoptar el estilo de usar la primera persona del plural, cuando somos capaces de decir “nosotros” incluso si decimos “yo”. Se trata de tomar conciencia de que soy un ser en el mundo, en compañía de otros, de considerar el mundo como el hogar de todos, que compartimos de manera solidaria con nuestros semejantes, un mundo que será inhóspito si nosotros lo queremos o un mundo que será nuestro hogar si decidimos aceptar a los demás, a quienes queremos hacer el bien y con quienes nos sentimos trabajando por construir una humanidad nueva, en la que la convivencia es cada vez más armoniosa y constructiva.   

Decir “nosotros”, poniendo a los demás en nuestro pensamiento, nos hace reconocer que la responsabilidad no se la delegó a otros, sino que me incluyo, ni me desentiendo de los asuntos en los que puedo participar sintiéndome uno más que se suma para mejorar la situación.

Además, considerar el “nosotros” es eliminar el deseo de protagonismo y la búsqueda egoísta de no pensar más qué en mí, pues en todas nuestras acciones estamos considerando elegir lo mejor para nosotros y los demás. Esta manera de percibirnos amplia nuestra mente, ensancha nuestro corazón y hace nuestras espaldas más anchas para estar en condición de asumir cualquier responsabilidad que se nos confié, en función de nuestro bien y el de los demás.

No existe el primer egoísta que sea feliz, en cambio las personas que aman y piensan en los demás son felices porque se preocupan de hacer también agradable la vida de los demás. Cuánto más nos liberemos de nuestro egoísmo, más espacio interior tendremos para que el amor entre en nosotros y nos engrandezca.

¿Qué pasaría si una persona desarrollará su capacidad de amar y pusiera de manifiesto su buena educación?, ¿qué se esperaría de ella? Una persona con valores, conocimientos, costumbres, cultura, moral, un sinfín de cualidades que la destacan de un grupo o sociedad, siempre a la altura de las circunstancias.

Probablemente y seguramente sería un placer convivir con ella. ¿Dónde queda entonces el civismo en nuestra sociedad? ¿La buena educación? ¿La cortesía?  ¿La urbanidad? en ti, en mí, en nosotros. Qué bueno si allí donde va un ser humano no hay soledad, sino amor, pues lleva a toda la humanidad dentro de su corazón.

Columnista: Sebastián López Alzate

Cultura

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *