La civilización antigua de los griegos, nos dejaron grandes herencias que aplicamos en nuestra vida cotidiana; la geometría, la física, la química, las artes, el teatro, los juegos olímpicos, la poesía épica, la filosofía por supuesto y entre otros aportes, pero ante todo siendo ellos grandes artistas, la obra maestra de su arte fue la democracia.
El término proviene del antiguo griego y tiene dos derivaciones, demos que significa pueblo y Krátos que se entiende como poder o gobierno. Sin embargo, esto va más allá que el gobierno o el poder del pueblo, ya que el principio fundamental de la democracia es que todos los individuos deben tener igual voz y voto en las cuestiones de organización política y social sea cual fuese su clase social, su familia, su credo, su sexo, etc.
Esta gran invención griega, bastante revolucionaria para su época, aparece en medio de las sociedades antiguas en donde las diferencias de linaje, riqueza y fuerza daban distinción a cada ser humano y por lo tanto determinaban las clases sociales y las formas de gobierno, además esto funcionó durante mucho tiempo por herencia; es decir, si eras hijos de reyes, serias rey, si eras hijo de esclavo, no podías aspirar a nada mejor que la esclavitud.
Los griegos notaron esas grandes diferencias y decididamente crearon su mayor herencia e inventaron la polis o ciudad en donde no gobierna el tipo de clase social a la que se pertenezca o lo que promulguen los dioses, sino la “libertad de los hombres”, es decir: su capacidad de razonar, de discutir, de elegir y de revocar dirigentes, de crear problemas y plantear soluciones. La democracia griega estaba sometida al principio de isonomía: es decir, las mismas leyes regían para todos, pobres o ricos, de buena cuna o hijos de padres humildes, listos o tontos. Sobre todo, las leyes eran inventadas por los mismos que debían someterse a ellas: había que tener cuidado en la asamblea con no aprobar leyes malas, porque uno podría ser su propia víctima.
Desde la creación de la democracia, hace más de dos mil quinientos años, se han dado muchas discusiones en torno al tema y se ha logrado que en la mayoría de los países a nivel mundial esta se practique. Nuestro país es un sistema democrático en donde se aplica la democracia participativa; es decir, que los ciudadanos cuentan con varios mecanismos que les posibilitan intervenir en los asuntos públicos para defender sus derechos, entre ellos se encuentran: el voto, la revocatoria de mandato, el referendo, el plebiscito, la consulta popular, la iniciativa legislativa y el cabildo abierto.
En conclusión, la participación ciudadana, el poder del pueblo, se logra solamente cuando podemos tomar decisiones de manera conjunta. Participar en la democracia, es a la vez un derecho y un deber con la ciudad y con el país que habitamos para defenderlo y hacerlo más eficiente y justo.
Columnista: Sebastián López Alzate