Llegó el momento que Colombia haga un alto en el camino y deje de desgastarse en problemas innecesarios, si tenemos en cuenta un caso que se sigue viviendo en la actualidad, de acuerdo con un contexto social que ocurrió en el siglo XX cuando los liberales y conservadores nos enseñaron a odiar a media nación.
Además desde un aspecto positivo tenemos la fortuna y la bendición del altísimo, de vivir en un territorio que posee la mayor biodiversidad del mundo con una naturaleza en donde se viven todas las fuerzas del continente Latinoamericano. Pero lastimosamente esa riqueza, ha sido acabada por los políticos que convirtieron esos temas en una fuente de conflicto y corrupción que nos tienen convertidos en este momento en uno de los países más desiguales y desaprovechados del mundo.
Por ejemplo, hay muchas cosas que en otras partes de la geografía mundial se viven y que a cualquier colombiano le parece imposible que suceda: una policía cordial que nos respete, nos proteja y sin manchas de actividades ilegales; un Estado que nos atienda con rapidez, amabilidad y nos facilite la vida; un servicio de salud que no sea un calvario; una economía productiva que le dé pan y techo a nuestro trabajo, vida digna a las nuevas generaciones , confianza en nuestras calles, que le ponga fin al desamparo y un modelo educativo que nos enseñe a convivir, que le abra camino a nuestros talentos, que nos permita avanzar juntos y mirar con esperanza el futuro.
Porque la solución no está en la guerra y tampoco se van a resolver las dificultades con la justicia o la venganza de los tribunales, la única reparación es cambiar para siempre el presente, dejar atrás la miseria, la exclusión, el racismo, el odio, la falta de respeto por la gente, la crueldad con los animales y la contaminación del medio ambiente.
Columnista: Sebastián López Alzate