Con asombro e indignación seguimos viendo cómo en los últimos meses la violencia sexual contra niños, niñas y adolescentes en Colombia ha estado en el ojo público, pero más allá de su posicionamiento en la agenda de opinión e informativa, el balance año tras año es preocupante, sea en una región o en otra, es un tema estructural que requiere soluciones de fondo y el rechazo enérgico de la sociedad.
En Colombia, según cifras de la Defensoría del Pueblo, en el primer trimestre de este año, haciendo la comparación en el mismo periodo del 2021, el abuso sexual en menores aumentó un 9%. Ademas de acuerdo con el Instituto Nacional de Medicina Legal, hasta abril del 2022, en el territorio nacional se habían realizado 6.588 exámenes médicos por presunto abuso sexual en niños o niñas, y por lo menos en cinco mil se confirmó este tipo de violencia. Entre las víctimas, la mayoría son mujeres con 4.205 hechos; 429 menores entre cero y cuatro años y 987 entre los cinco y nueve años.
Pero todavía es inaudito que sobre este tipo de hechos sólo se manifiesten la institucionalidad, los medios de comunicación y la ciudadanía mientras dura el calor de la noticia, y a los pocos días, las víctimas y sus familias quedan en el olvido. El más reciente caso fue en Bogotá, que de nuevo encendió las alarmas, fue el que sacó a la luz el embarazo de seis meses de una niña de tan solo 12 años, según su testimonio, porque su padrastro la violaba repetidamente.
Nunca se nos debe olvidar que la prevención y la socialización es vital y debe apuntar más allá de la formulación e implementación de protocolos, de acuerdo con el Centro de Derechos Reproductivos, el sistema educativo tiene pendiente la asignatura sobre educación sexual, que permita a estudiantes obtener las herramientas para identificar este delito del cual puede estar siendo víctima, qué hacer si se siente amenazado o a dónde acudir dependiendo de la situación o el entorno más cercano.
Proteger a nuestros niños, niñas y adolescentes debe ser una prioridad para el nuevo gobierno en Colombia, que está a puertas de empezar; las nuevas generaciones nos necesitan. No más indiferencia hacia ellos, llegó el momento de actuar a su favor.
Columnista: Sebastián López Alzate