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El valor y la importancia del orgullo propio en los seres humanos


Según la Real Academia Española, la palabra “orgullo” significa o es derivada del concepto de la excelencia. En este sentido, tener orgullo propio es saber en qué somos excelentes, qué sabemos hacer bien, cuáles son nuestras fortalezas, esas con las que hemos elaborado las mejores propuestas y acciones. Por eso, de entrada creo que es distinto a la soberbia, que implica creernos superiores a los demás y por eso los tratamos con distancia y algo de desprecio. Es obvio que la segunda nos destruye a nosotros mismos porque nos hace vivir en una situación irreal nadie es superior a nadie, y a los demás, porque destruir nunca ocasionará algo bueno.

Todo esto es para invitarte a vivir reconociendo lo bueno que tienes y eres, para que entiendas que amarte supone que estés orgulloso de ti. No pretendas que los demás vean tus cualidades, si tú mismo las escondes por miedo a parecer “orgulloso”.

Quien es capaz de reconocer sus fortalezas, puede valorar sin temor las que tienen las personas que están cerca, y construir relaciones de fraternidad y solidaridad con ellas. Muchos de los envidiosos que viven deseando para que a los demás les vaya mal, esos que buscan con sus vagos insultos destruir la imagen del otro, aquellos que hacen de la crítica su arma para acabar con lo diferente, lo hacen porque sienten vergüenza de sí mismos y creen que no tienen en su ser nada para sentirse orgullosos.

Quien tiene claro su valor, no se siente amenazado por el éxito de los otros, sino que lo reconoce y hasta aprende de él. De vez en cuando vale la pena sentarse y mirar el pasado para encontrar todas las cosas que hemos construido y de las cuales nos podemos sentir orgullosos, pero también de las que aún no realizamos.

El amor propio es esa fuerza que nos sana y restaura internamente cuando las situaciones nos han destrozado y nos sentimos como un rompecabezas desbaratado. Estoy seguro de que esa es una de las manifestaciones de Dios en el corazón humano, y que amarse a uno mismo es una forma de saberlo a Él nuestro creador, porque al fin y al cabo, Él no hace ni hizo ninguna de sus creaciones por cuestiones del azar. Eso implica vivir con la asertividad suficiente para defender nuestros derechos de manera honesta y respetuosa a través de una comunicación eficaz. Sé que para algunos es mejor esconder sus complejos detrás de una falsa humildad que se manifiesta en el desprecio por el otro y que tal vez es la expresión de la peor soberbia.

Columnista: Sebastián López Alzate

Espiritualidad

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