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La dinámica del fútbol moderno


En el mundial de 1974, en Alemania, irrumpió el vertiginoso, presionante y envolvente juego de Países Bajos, asombrando al mundo del fútbol por su dinámica, la rotación permanente de sus jugadores por todo el campo y su técnica en velocidad. Fútbol total se le llamó.

El Milan de Arrigo Sacchi de finales de los 80, a nivel de clubes, fue otro modelo de fútbol muy agresivo sin el balón. Ejercía una constante presión adelantada, imponía un alto ritmo y atacaba con mucha velocidad. El Barcelona de Guardiola, el mismo que deleitó al planeta fútbol con su toqueteo interminable y su encantadora técnica, utilizaba como requisito necesario para poder ejercer ese desmesurado dominio la presión inmediata una vez perdía el balón.

Por otra parte, el River Plate de los últimos años, orientado por Marcelo Gallardo, impuso una gran supremacía en Sudamérica apoyado en la presión innegociable y la dinámica ofensiva. Estos ejemplos mundiales son para dejar claro que la presión como medio para imponer el ritmo y el dominio del trámite no es nuevo. Pero sí que, en el fútbol de hoy, ya es casi una obligación táctica para casi todos ponerla en práctica para competir a un nivel superior. Pero, sin olvidar, que este es un medio y no el fin. No es el objetivo mayor del fútbol. Esta práctica, claramente, ha obligado a la búsqueda de la excelencia técnica: hoy hay que ejecutar más rápido y con precisión frente a más obstáculos, menos tiempo y menos espacio.

Hago este breve repaso para aterrizar en la propuesta que está intentando empoderar en Colombia, el equipo Junior de Barranquilla. Por ahora, a mi juicio, la coordinación, la agresividad, el compromiso de todos y la continuidad en fase de recuperación es la mejor parte del plan, en la fase ofensiva se le ve apresurado, queriendo siempre jugar a la máxima velocidad con la que ha recuperado la pelota, en algunos casos se olvida de la necesaria pausa, individual y colectiva. La pausa no significa quedarse quieto o que el balón no se toque con agilidad, la pausa es el comienzo de un cambio de ritmo que engaña, la pausa es no ir hacia adelante a toda costa, aunque el rival esté organizado con sus 11 futbolistas en los últimos 30 metros.

El reto que se le plantea al Junior para adelantarse en la tabla de posiciones y adentrarse en el gusto de muchos de sus hinchas que aún no lo aceptan, será armonizar la presión para quitar con la precisión para atacar. Además, que sea capaz de tener la misma actitud agresiva y envalentonada que despliega de local y en condición de visitante poder hacer las mismas tareas estratégicas.

Columnista: Sebastián López Alzate

Deportes

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